martes, 3 de junio de 2008

¡Gracias libros!

Una noche muy fría, Martina aún no terminaba su tarea: buscar palabras agudas en el diccionario. Parecía sencillo pero era muy tardado. Ella ya estaba cansada y triste porque ya no le daría tiempo de leer sus libros de cuentos, fábulas, historias y leyendas que a ella le encantaba leer. Martina miró el reloj de su buró. ¡Eran las 11! Su mamá entró a su cuarto y preocupada le dijo que se durmiera, que ella la despertaría antes de la hora acostumbrada para que terminara la tarea. Martina se levantó de la silla, se lavó los dientes, se puso su pijama y se fue a acostar. Durante la noche los libros cobraron vida, de la pasta salieron pequeñas piernas y brazos delgados que tomaron lápices y entre todos pronto ayudaron a terminar la tarea de Martina.


Al día siguiente, la mamá de Martina la despertó muy temprano. Entonces Martina vio que la tarea estaba hecha. Al revisar su cuaderno se cayó una nota que decía “Querida Martina: Nosotros te ayudamos a concluir la tarea. Atentamente, tus libros.” Ella, contenta, gritó: “¡Gracias libros!” Y el tiempo que le quedó libre lo ocupó para abrazar a cada uno de sus libros. Luego tomó sus cosas, guardó la tarea en su mochila y se fue a la escuela.

2 comentarios:

lanunk dijo...

ja ja ja... es lo que todos quisieramos algunas veces, sobre todo cuando nos gana el tiempo para entregar una tarea o un trabajo.

Mtra. Raquel Aguilar Durán dijo...

Comenta MMAD.
Es lo que necesitamos, de esos libros. a ver que día me los prestas.